“Casi toda la comunicación que recibimos nos lleva a un estado de excitación total, de instintos y de emociones básicas. Como decía Frank Luther Mott en su historia del periodismo americano, explota los más fundamentales y primitivos deseos humanos y nos enfoca en el impacto emocional más que en la reflexión. Hemos desembocado en lo que el autor Bob Franklin llama «infoentretenimiento», donde lo noticioso y la ficción se entremezclan, y en el que el fin último es el consumo de ese contenido, independientemente de su veracidad o importancia real. Todo se banaliza, y parece importante y no importante a la vez. Esto nos desorienta y nos hace o demasiado crédulos o demasiado incrédulos, pero, por encima de ello, nos transforma en una especie de adictos.”
Cita extraída del capítulo 15 “El mundo es hype” del libro Insatisficción. Cómo necesidades ficticias crean insatisfacciones ficticias, publicado por la editorial Oberón del Grupo Anaya.